El día de
ayer tuve la fortuna de estar en la encandilante Brodway y concurrir al Marquis
Teathre para ver "Evita", la nueva puesta del clásico de Lloyd Weber
y Tim Rice. La obra no se daba en el país del norte hacía treinta años
aproximadamente, y esa última puesta tuvo como protagonista a una leyenda viva
del teatro musical estadounidense, Patti Luppone.
Siempre
me gustó la música de Lloyd Weber, creo que ha creado un género que excede la
comedia musical, ha gestado la ópera rock. Basta con escuchar las melodías de
"El Fantasma de la Opera", "Jesucristo Superstar", o
bien las de la obra que aquí se comenta, para darse uno cuenta que las
creaciones de este autor están un escalón más arriba de otros musicales cuyas
marquesinas repletan los alrededores del Times Square.
Luego de
tanto tiempo sin darse en los Estados Unidos, los productores consideraron
necesario, como golpe de efecto, acudir a una súper estrella pop, Ricky Martin,
para que encarne el rol del Che, el narrador de la historia de una de las
figuras políticas más relevantes del siglo veinte. En el rol protagónico,
acudieron a quien hace un par de años protagonizó la puesta londinense, la
argentina Elena Roger, quien estuvo nominada al Lawrence Olivier por ese rol (y
que tiempo después lo ganó por Piaf). Tener una actriz argentina protagonizando
a Eva Perón da un plus especial a la obra.
La pieza
teatral en sí, toda la controversia que genera, la obvia intencionalidad
política derivada de la mirada inglesa, y las claras inexactitudes históricas,
son algo más que redundante para comentar. Y esto, independientemente de la
postura política que uno tenga en relación al peronismo.
Creo que
la obra en cuestión debe apreciarse como hecho artístico, despojada de
cualquier pretensión de documento histórico que se pretenda darle. Y desde esa
óptica es que intentaré realizar el presente comentario.
Con
muchas expectativas concurrí al teatro a ver esta puesta, ya que la música de
la obra siempre me pareció muy armoniosa y llena de emoción. Más aún, teniendo
en cuenta que poco tiempo atrás quede fascinado con la interpretación que de
Edith Piaf había hecho Elena Roger.
Debo
decir que, más que Evita, esta obra, de acuerdo a la puesta en escena decidida
por el director, debería llamarse "El Che", o bien "Ricky Martin
canta los temas de Evita". Es que toda la escena gira en torno a la
estrella pop latina, y esto queda evidenciado en lo que hace a la iluminación,
la ubicación del elenco en todo momento, y hasta en el hecho de que algún que
otro tema que corresponde segun la obra cantar a la protagonista lo canta el
propio Ricky Martin. Lo cierto es que no puede negarse que este último aquí
canta muy bien e interpreta de un modo correcto su papel, aunque en lo personal
me hubiera gustado un poco más de garra para un personaje que representa el espíritu
combativo opositor al régimen tirano al que refiere la obra.
Luego de
que la estrella pop acapare la escena en el primer acto, nos encontramos con
nuestro orgullo nacional encarnando a una jovencísima Eva Duarte. En ese
momento, uno espera que Roger pase a estar al frente de la obra, y se luzca
como lo hizo en Piaf. Pero, más allá de sus innegables dotes interpretativas,
el tono de voz que tanto le sirvió para componer al gorrión de París aquí la
deja muy mal parada. No soy un entendido en técnica vocal ni en registros
líricos. Lo que sí puedo decir es que la voz de Elena Roger no es para esta
obra. Se sufre.
El New
York Times, en su crítica de la obra, dijo que se trata de una voz nasal que no
era adecuada para la pieza en cuestión, aunque reconoció las dotes actorales y
como bailarina de Roger, y hasta dejaron asentado que con esa voz debió haber
sido maravillosa su composición de Piaf.
El tema
en el que, lejos, mas se sufre esta falta de adecuación, en un falsete al
extremo, es "Goodnigth and thank you", en el que se recrea el momento
en que los hombres que ayudaron a la protagonista a escalar en su meteórica
carrera van pasando por su habitación (sorprende tanto puritanismo con respecto
al sexo en el siglo veintiuno).
La puesta
centrada alrededor de Ricky Martin tampoco la ayuda. Hay momentos en que la
marcación del director es que Roger de la espalda al público y centre su mirada
en Martin. De hecho, uno de los temas más emotivos de la obra, "You Must
Love Me" (cantado por primera vez en teatro después de que lo hiciera
Madonna para la película de Alan Parker) lo canta casi de espaldas.
La escena
del balcón, la del famoso "Don´ t cry for me Argentina", donde el
clímax y la emoción deben llegar al máximo, es sobria, pero no cumple ninguna expectativa.
Es una escena en la que no se debe fallar, en la que a una gran cantidad de
espectadores debe caerle alguna lágrima. Sin embargo, entre el inadecuado tono
de voz y las marcaciones que el director habrá hecho sobre cómo
pronunciar los textos, termina la escena sin penas ni glorias, de una
corrección con gusto semiamargo.
Pero, de
nuevo, se trata de una gran actriz y, cuando puede, lo demuestra componiendo a
una pícara y despreocupada Eva que va aprovechando cuanta situación encuentra
para alcanzar el máximo poder. Claro que se trata de una caricatura. Todos los
personajes me lo parecieron.
Michael
Cerveris es el actor que compone al Perón de la obra, un militar oportunista
que llegó traicionando a sus camaradas a determinado lugar de poder
y, desde allí, es manipulado constantemente por Duarte en cada paso político
que da. Uno no espera ver la mas mínima rigurosidad histórica en lo que hace a
la recreación del mítico personaje, pero tampoco espera encontrarse con la
composición de un hombre afectadísimo, más cercano a un caballero inglés
victoriano que al estadista dictador y populista que la obra pretende mostrar.
Desde lo
técnico, todo es impecable. Escenografía, cuerpo de baile, iluminación, todo en
su justo lugar.
La obra
en su conjunto es disfrutable, pero carece de emoción. Esto se evidencia, por
ejemplo, en la escena en que Perón y Eva se conocen, donde debe entonarse el
tema "I´d be surprisingly good for you". Cualquiera que haya
escuchado esta canción sabe que tiene una sensualidad que de modo alguno
aparece en esta puesta. Tampoco hay emoción en "A new Argentina",
careciendo la interpretación del tema del espíritu combativo-revolucionario que
debería tener, o bien en el valls que Eva y el Che bailan casi al final de la
obra.
En
definitiva, se trata de una obra correcta desde lo técnico, una puesta que gira
alrededor de una estrella del pop latino, y un hecho teatral que hay que ver
sin expectativas tan altas como las que tuve yo al sacar mi entrada.
Comentario enviado por ORACLE
Muy interesante el comentario. Yo no ví la obra, pero hace pensar todo esto en las formas posibles de ver un espectáculo. De "Evita" siempre escuché la misma apreciación por todos los críticos argentinos: que la obra no tiene mucho de realismo histórico, y que no deja bien parada a Eva Perón. Dejando de lado las visiones partidistas, tu comentario, Oracle, hace pensar en la forma en la cual poder (o no) apreciar una obra con mucha carga ideológica con la que podemos estar en desacuerdo. Es decir, si la obra es una manipulación ideológica que bastardea a los gobiernos sudamericanos, ¿se la puede valorar por otras características que posea? Quizás es un tema de valores personales, muy variable...yo no iría a ver una obra de contenido ultraderechista, por mejor realización que tenga en rubros técnicos o interpretación. Y de la misma manera, hay ciertos personajes públicos que no soporto verlos, por más maravillosos que estén en ciertos momentos, si en otros aspectos, importantes para mí, me parecen terribles. Hay cosas con las que no se juega, y eso hace que no se pueda separar a una persona de lo que piensa y hace, ni a una obra entre su contenido, su mensaje, del resto.
ResponderEliminarEl tema es que hay gente que va a ver "Evita" sin saber nada de su vida y de la historia argentina, y se lleva esa visión. Por eso es bueno la difusión de los comentarios y el intercambio de ideas y opiniones.
Saludos