martes, 29 de julio de 2014

Normas de un neurótico para un buen espectáculo. Por Oracle





Queridos amantes del teatro (algunas de ellas aplicables al cine):

Las que siguen son las normas básicas para el buen comportamiento del espectador amante del teatro. Están escritas por alguien que se pone terriblemente nervioso ante la falta de respeto, ya sea por ignorancia o dejadez, al publico que quiere dejarse llevar por la magia que ofrecen los artistas, que muchas veces se ve interrumpida por el banal golpe de realidad de parte de aquellos que insisten estar arrastrados en la misma y pretenden llevarse a todo aquel que desee levantar su espíritu al mismo tiempo en que se levanta el telón.

.Al teatro se llega temprano. Normalmente las salas de teatro serias abren sus puertas, "dan sala", una media hora antes de que inicie el espectáculo. La idea es comenzar de modo puntual. Los teatros serios no dejan entrar a nadie que haya llegado un minuto mas tarde de la hora indicada. El hecho que se permita entrar al desubicado impuntual abriendo los cortinados de entrada, inundando de luz la sala y arrebatando asi la magia de la escena, destruye momentaneamente la comunión generada entre actores y publico, la que cuesta recuperar, sobre todo si el impertinente tiene su asiento en la mitad de la fila y debe extender infinitamente el tiempo en que tarda en ubicar su trasero y permitir al resto de los espectadores que llegaron a tiempo olvidar su desubicada existencia.
O sea, al teatro se llega temprano. Sobre todo si se compra una localidad en el centro de una fila.

.No se chocan rodillas. Se ruega que cuando se este ubicado en la mitad de una fila, como se mencionara en el ejemplo anterior, y desee ubicarse en el lugar que indica su entrada, hacer un importante esfuerzo y dejar atrás la equivocada idea de que debe pasar enfrentando a quienes están sentados en sus lugares. No se chocan las rodillas, es básicamente "impractico". No hay que tener miedo en "dar la cola" al pasar. Las normas de nuestro país reprimen duramente a cualquier infradotado/a que no pueda con sus bajos instintos y toque el trasero de quien este pasando por la fila. Las estadísticas dicen que no hay mucha gente que vaya por la calle tocando traseros, por lo que abandonemos el falso pudor y "demos la cola" al pasar por la estrecha fila que nos comunica a nuestro preciado asiento. O sea, entreguen sus cantos al buen gusto y pasen rápido por el estrecho pasillo sin chocar las rodillas de quienes ya se han ubicado.

.Tratar de comer en casa antes de ir al teatro o en un bar o restaurant antes o después de la función. En el teatro no se come ni se bebe. Los ruidos de la masticación o los sorbos con "pajitas" hacen que al amante del teatro que quiere centrar sus sentidos en la obra que presencia se le estremezca el cuerpo. Envoltorios de caramelos desplegarse, cajas de cartón de golosinas resquebrajarse, y ni hablar el repiquetear del hielo de los gigantes vasos de gaseosas (mas comunes en los maxi cines que en los teatros, aunque en algunos de estos últimos también hay) destruyen cualquier concentración.
Si alguno sufre problemas de glucosa baja, o bien corre riesgo de deshidratacion repentina, se recomienda comer en su casa antes de salir hacia el teatro, o bien entrar a un bar antes o después de la función. Una practica sana y normal, cuando uno va acompañado al teatro, ir luego a cenar o a tomar algo y conversar sobre lo que vio.

.Se aplaude al terminar la función. Nadie duda que los argentinos queremos a nuestros artistas y muchas veces tenemos ganas de felicitarlos. Aun así, cuando uno va a presenciar un espectáculo teatral, lo que se aplaude es, precisamente, la obra, el trabajo que se vio. El aplauso es la congratulación de lo que se vio. Por eso se aplaude tímida o efusivamente dependiendo que la obra sea buena o no tanto. Ergo, se aplaude cuando el espectáculo termina y los actores salen a saludar, no apenas salen a escena, sin importar cuan populares sean o en cuantos canales de television aparezcan. Esta norma es la mas endeble de todas. La costumbre del teatro "a la Dario Vitori" normalizo una practica quizá algo entendible.

.El teatro no necesita doblaje. Se implora a los parlanchines que no suelen faltar en toda sala teatral que esperen a hacer sus comentarios sobre la obra o sobre la vida de los actores que la interpretan al terminar la función.  A nadie le interesa sus interpretaciones o consideraciones realistas o metafísicas sobre el texto o sobre la puesta. Normalmente las obras en la Argentina son en español, motivo por el cual no suelen necesitar doblaje. Las explicaciones de "me gusta compartir lo que veo" o "no se escucha lo que estoy diciendo" carecen de todo asidero y no hacen mas que irritar a quien solicita sano silencio.

En caso de que cumplamos todos con estas pocas normas de civilización y buena conducta, podremos disfrutar plácidamente del espectáculo y en paz los unos con los otros.



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